Oniwà funfun ( la verdad )

Sitio que trata interesantes temas relacionados a la práctica de Ifá, según el tradicionalismo yorubá.
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agbakiyegun
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Oniwà funfun ( la verdad )

Mensaje por agbakiyegun »

Oniwà funfùn ( la verdad )

:arrow: ¿ Que es la verdad?, Pregunto burlonamente Pilatos. tenia la errónea impresión de que mil definiciones era posibles y frecuentes, y que ninguna de ellas podía ser acertadas. Pero lo cierto es que las mil definiciones son vislumbre de la realidad a que se refiere la palabra Verdad. Verdad significa una cosa cuando se aplica a las necesidades de la vida practica diaria, y otra cuando el mundo objetivo es entendido por medio de los sentidos, o por el intelecto, o por la experiencia intuitiva. Verdad también significa la naturaleza genuina de la sustancia o persona, pues decimos que una cosa es falsa consigo mismo o que un hombre es falso consigo mismo cuando falta a su naturaleza esencial.

En diversas poesías observamos que de Baba Òrùnmilà declara que la verdad es la corriente que anima a toda la creación, que pasa por el alambre del recto vivir y llega hasta la paz y fortaleza, para producir la iluminación de amor individual y colectivo el habla de esta energía universal y eterna como la verdad. Esta es la forma el cual no podemos separarnos puesto que cada uno es esencia de Olòdumarè.

También participamos de esa energía vital. La verdad también es nuestra naturaleza básica. Sin su fuerza estabilizadora y sostenedora el cosmos no podría existir, e incluso nuestra conciencia (ORI) misma seria un bote al garete, atrapado en el tormentoso mar.

Baba Òrùnmìlà quiere que cada uno de nosotros primero se establezca con firmeza en el cimiento de la verdad para que nuestras vidas trascurran de manera virtuosa y nos veamos afectados por los altibajos de la existencia, sino robustecidos por la cualidad de la paz, para que así cada uno de nosotros pueda esparcir amor sobre la humanidad porque somos encarnaciones de Amor. Así, la verdad es el primerísimo logro que debemos procurar para merecer la gracia de Baba.

Verdad, deber, ecuanimidad y amor son los cuatro pilares de la antigua sabiduría, las cuatro fases de la antigua enseñanza. Por supuesto, estas palabras están en los labios de todos; pero lo que con ellas expresan es bien superficial e inefectivo. Para ellos, describir un accidente tal cual como ocurrió es “verdad”; dar agua al sediento y alimento al hambriento es “rectitud”; soportar la calamidad en silencio es “ecuanimidad”; Y mantener a la esposa e hijos es “amor”. ¡ Esa es la interpretación general!.

Pero esto éste totalmente erróneo. La Verdad es algo que no modifica ni el tiempo, ni el espacio, ni las gunas o atributos humanos. Tiene que permanecer siempre igual. Sin verse afectada ni cambiar.

Solo entonces es Verdad. No debe probarse falsa por algún evento o conocimiento subsecuente. La rectitud es un cuerpo de principios que son fundamentales para la estabilidad social y el progreso individual. Como todos sabemos hay diversas ramas rectitud pero el objetivo de todas ellas es ayudar al prójimo, etapa por etapa, para sí liberación del sufrimiento y de la cadena de nacimientos y muertes. Vean ustedes cuan grande es el concepto de uno; compárenlo con el significado que comúnmente se nos ha dado hasta ahorra. Ahora tomemos la cualidad del éxito y el fracaso, la alegría y la miseria, la derrota y la victoria.

Y el amor individual y colectivo es la cualidad de amor consciente no tan solo de no-violencia, sino la aceptación conciente del deber de amar, precisamente porque cada ser es una chispa de la divinidad, así como los somos nosotros mismos.

Por su puesto, contamos entre nosotros a muchos que pueden exponer estas disciplinas y hablar de ellas muy entusiasmadamente desde la tribuna. Se hinchan de orgullo por el hecho de que los sabios de esta tierra han explorado y explicado el sendero hacia la paz y alegría. Pero la exposición sin experiencia tiende a ser inconveniente, las palabras que vienen de la profundidad de la experiencia si tienen el tono de sinceridad que convence. Solo la experiencia de la verdad puede fomentar el amor. Pues la verdad es tan omniabarcante e integradora que no ve ninguna distinción alguna. La verdad es la corriente eléctrica, y el amor es el foco que aquella tiene que iluminar. A través de la verdad se puede experimentar el amor; a través del amor se puede visualizar la verdad.

Ama a Òlodùmarè, baba Òrùnmilà, Orisà, etc. y veras a dios en toda criatura. O bien, podemos empezar con el individuo y enganchar él circulo del amor hasta que se envuelva a la creación entera.

¿ Cómo se expresa este principio del alma en el humano? ¡Cómo amor! El amor es la naturaleza básica que le sostiene y que da fuerza a su revolución de seguir adelante. Sin amor, el ser humano esta ciego; para él, el mundo será una aterradora y negra selva. El amor es la luz que guía los pasos del humano en el desierto. Los Orisàs establecieron cuatro metas para el humano. Mejor dicho, dos pares de metas: moralidad – riqueza, ganarse los medios de subsistencia con recursos morales; Y deseo – liberación, librarse de la doble experiencia de dolor y placer, y desear esa liberación y nada menos que ese supremo tesoro.

Todas estas metas son alcanzables mediante la practica de amor, amor regulado por la verdad, rectitud y ecuanimidad. Los Òrisàs enseñan que el ser humano debe obtener estas riquezas siguiendo el sendero de la rectitud; pero eso no se toma en serio: ¡la riqueza se acumula de cualquier manera! Los Òrisàs enseñan que el ser humano debería tener solo un deseo, el de la liberación. Esto tampoco es respetado: el ser humano sé esta ahogando en el remolino del deseo; la satisfacción de ese deseo nunca puede apagar su sed mas profunda. ¿Cómo puede un prisionero tener otro deseo que no sea la liberación? La ansiedad tan generalizada, el temor y el desasosiego tan evidentes en todas las partes del mundo son la consecuencia de lo errado de este mundo.

Donde quiera que la verdad, el deber, la ecuanimidad y el amor son recalcados, en cualquier religión, filosofía o idioma por cualquier maestro, donde quiera que se encuentre, hay tenemos la antigua sabiduría. En tanto seamos capaces de amar, existirá la rectitud; no lo dudes. Cuando ese amor quede fijado en Òlodùmarè, nuestra estructura mental sufrirá un lento y constante cambio de revolucionario.

El hombre, entonces, participara de las tristezas y alegrías de sus semejantes; en adelante, estableceremos contacto con la fuente misma de la felicidad interna y externa, que esta mas haya de las ganancias y perdidas de este mundo. El amor dirigido a Òlodùmarè se le llama devoción, y este es él más fácil de todos los senderos para alcanzar la meta interna.

La practica espiritual debe hacerse de una manera sistemática, disciplinada, y en atmósfera de virtud. Así como en este salón tenemos ventiladores eléctricos para refrescar la atmósfera y hacer posible esta reunión tan grande de personas, así también se necesitan los ventiladores de la verdad, el deber, la ecuanimidad y el amor para reducir el calor abrasador de la ignorancia, falsedad, injusticia e indisciplinada. En un mundo en que la rectitud (dharma) es insultado y negado a cada vuelta, la ecuanimidad y la tolerancia son los dos caminos para los cuales el hombre puede salvarse.

El egoísmo es el semillero de la codicia, la envidia, la ira, la malicia, la fatuidad y una multitud de otras tendencias que arrastran al hombre hacia abajo. Estas nublan su inteligencia, distraen la atención de la verdad y hacen que lo falso parezca verdadero; distorsionan lo verdadero y lo presentan como falso. Por eso resulta esencial limpiarnos la mente de todas las tendencias mediante la practica espiritual regular, y sintonizar la pequeña voluntad con la Voluntad infinita de Òlodùmarè, de tal manera que se fusione con su gloria. El saber, o la habilidad, por profundo o variado que pueda ser, no tiene ninguna fuerza para limpiar. Solo añade a la aleación las impurezas del orgullo y la rivalidad. Los hombres eruditos no son necesariamente buenos, ni tampoco están por encima del orgullo, la envidia y la codicia aquellos hombres que poseen poderes espirituales sobre la naturaleza.
La verdad, la rectitud, la ecuanimidad y el amor son las señas de un corazón purificado, un corazón en el cual Òlodùmarè ha sido entronizado y esta manifestado.

No desperdiciemos una gran oportunidad, la oportunidad de saturarnos de nuestra propia grandeza interna, prefiere quemar los árboles de sándalo para venderlos como carbón, pues desconoce el valor de la madera. A lo divino lo toma por humano; la meta que se ha fijado es la de alcanzar la felicidad y ecuanimidad. Eso es lo apropiado, pero después de unos cuantos pasos se detiene, tomando lo falso por lo real; esa es la tragedia. Cree que si como dos veces al día, si tiene unos cuantos metros de tela como vestirse, un techo sobre su cabeza y unas cuantas superficialidades diversas, ya ha lo alcanzado la meta; pero el gozo que de esas cosas deriva es pálido, va mezclado con sufrimiento, fácilmente se torna en dolor, es dañino a los demás, lleno de orgullo, envidia, malicia, codicia y otros ingredientes nocivos. El cuerpo alimentados con comestibles que no se mantienen fresco ni unas cuantas horas, ¿cómo puede mantenerse el mismo? Una cosa que se hace y luego sé hecha a perder no puede, por esa misma razón, ser verdad; pues la verdad no puede ser hecha y luego ser desfigurada, ella es, fue y será, sin modificación alguna.

La tentación de desdeñar la verdad y rectitud nace del egoísmo y por aceptar los falsos valores. El anhelo por satisfacer un deseo inferior es la raíz de las acciones incorrectas. Ese deseo se apodera de uno disimuladamente, sigilosamente, como un ladrón en la noche, o como un camarada que viene a salvarlo, o como un sirviente que viene a adelantarse; o como un consejero que viene a advertirle. ¡OH, la maldad tiene mil trucos para capturar el corazón! Debemos estar siempre alertas contra la tentación. El deseo abre una grieta en la conciencia (ori inu), la penetra y hay se establece; Luego multiplica su progenie y carcome la personalidad que con tan laborioso cuidado han erigidos ustedes. La fortaleza ya no esta bajo control. Uno ha quedado reducido a un títere que es manipulado por estos enemigos internos, y cuando uno trata de recuperarse, ellos socavan la estructura y uno tiene que empezarlo todo de nuevo. Hasta allá alcanzan el daño que ocasionan.

Amigos mío la acción correcta es el camino para el progreso tanto individual y social en este mundo, y a través de este mundo, hacia el siguiente. Es eterno, básico, fundamental. Los principios no pueden ser alterados o ajustados para acomodarlos a los caprichos personales o a problemas urgentes que pueden parecer formidables a los ojos de algunos individuos o grupo de personas.

Es como la madre, que tiene que ser aceptada; no como la esposa, que puede ser elegida o descartada.

El proceso espiritual no es mero ejercicio intelectual. Es modo de vida recto, buena conducta, comportamiento moral. Estas actitudes son la consecuencia lógica de creer en un Òlodùmarè bueno, justo y compasivo, que esta observando y atestiguando cada acto nuestro. Por eso, la fe en un Òlodùmarè Omnipresente, Omnisciente, Omnipotente, es el primer requisito previo para una buena vida.

Hay una ley de causa y efecto; toda acción tiene consecuencias, nos guste o no, lo anticipemos o no. Una buena Acción produce un resultado bueno, una mala acción tiene por ende que producir un resultado malo. El nacimiento es el resultado de las acciones realizadas antes de morir. Si se le pregunta que le ocurre al hombre después de la muerte, podemos señalarnos a nosotros mismos y contestar “esto es lo que ocurre”: se vuelve a nacer. Tanto Ifa como diversas filosofías no son una religión o practica espiritual de desesperación; es una religión de esperanza, de afirmación, que alienta a llevar una vida activa, útil y beneficiosa. Pues el futuro esta en nuestras manos. El mañana puede forjarse por el día de hoy, aunque el hoy ya fue forjado por el ayer.

Esa es la sección más grande de los Òrisàs/Vedas (divinidades protectoras)

Finalizo con esta pequeña estrofa del Odu Osé Òturà En el Odù Osè'Tùrá, cuando el profeta Òrúnmìlà define la naturaleza de la Verdad, dice que aquellos que dicen la Verdad serán guiados por los Òrìsà.

Decir la Verdad en la cultura yoruba también significa actuar la Verdad.

La guía de los Òrìsà nunca es algo que se le hace a una persona; es siempre un proceso que implica darnos la mano con aquellas Fuerzas que vienen a nosotros desde el Reino Espiritual.

El conocimiento sin la acción es una verdad sin sustancia.

Buenos mis amiguitos, espero que este pequeño y humilde aporte sea de utilidad para todos nosotros.

Òlodùmarè me les bendiga y día a día el profeta Ela y Orisà les colme sus vidas de salud, prosperidad, amor, paz interior y mucha Alaàfia...

ÀWÀ NÍ ÌBÍ TÍ ÀWÀ LÒNÌ, NÍTÒRÍPÈ À DÚRÒ LÉJÌKÀ, AWÒ N TÍ WÒN WA SÍWÀJÚ WÀ

O dabo iré fun.
Omo Esù Isèfà :P

yo estoy cambiando, les invito dia a dia, poco a poco que ustedes tambien lo hagan en el pro de nuestro bienestar interior y exterior
mas santas son las manos que ayudan al projimo, que los labios que rezan !!!
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